Anna Leigh Waters: La adolescente que está revolucionando el Pickleball profesional

El pickleball profesional está experimentando una transformación sin precedentes, y en el centro de este fenómeno se encuentra una joven de 17 años. Anna Leigh Waters, actual número 1 mundial en singles, dobles y dobles mixtos, no solo está dominando las pistas, sino que está transformando la economía del deporte de una manera que pocos hubieran imaginado hace apenas unos años.

La Nueva Era del Pickleball Profesional

El ascenso meteórico de Waters en el circuito profesional está respaldado por números que hablan por sí solos. Según su agente Kelly Wolf, Waters alcanzará la asombrosa cifra de más de 3 millones de dólares en ganancias para 2024, una cantidad que combina premios en torneos, salarios y acuerdos de patrocinio. Esta cifra no solo la convierte en la jugadora mejor pagada en la historia del pickleball, superando incluso a Ben Johns, sino que también la sitúa por encima de estrellas establecidas de otros deportes profesionales femeninos.

Para poner esto en perspectiva, el salario promedio en la WNBA para 2024 es de aproximadamente $62,285, con estrellas emergentes como Caitlin Clark y Angel Reese ganando $76,535 y $73,439 respectivamente. Waters, con solo 17 años, está redefiniendo el potencial económico no solo del pickleball, sino del deporte profesional femenino en general.

El Impacto en el Circuito Profesional

La influencia de Waters va mucho más allá de sus ganancias personales. El Tour PPA (Professional Pickleball Association) ha experimentado un crecimiento exponencial, con una base de pago inicial para jugadores de $5.5 millones, representando un incremento del 83.3% respecto a los $3 millones distribuidos en 2022. Este crecimiento está directamente relacionado con el aumento de la popularidad del deporte y la capacidad de atraer patrocinadores de alto nivel.

Además, Waters ha construido un imperio comercial impresionante con patrocinadores premium como FILA, Paddletek, Carvana, Cetaphil y Biofreeze, entre otros. Su capacidad para atraer marcas de prestigio no solo beneficia su carrera personal, sino que eleva el perfil del pickleball como deporte profesional viable.

¿Cómo empezó todo?

Sin embargo, una de las cosas más curiosas de esta historia de éxito es que Waters comenzó su viaje en el mundo del pickleball a los 10 años, en lo que parecía ser una simple actividad familiar. Durante unas vacaciones en casa de sus abuelos en Florida, fue su abuelo quien le presentó el deporte. Lo que empezó como un pasatiempo para compartir tiempo juntos, rápidamente se convirtió en una pasión que Anna no tardó en llevar a otro nivel.

Apoyada por su madre, Leigh Waters, Anna comenzó a entrenar y competir en torneos locales, destacando por su habilidad natural y su aguda visión del juego. No pasó mucho tiempo antes de que madre e hija decidieran unir fuerzas en la pista, formando el icónico Team Waters. Juntas, este dúo dinámico se convirtió en un equipo imbatible, acumulando títulos en dobles femeninos y marcando un precedente en el deporte.

Su trayectoria ha sido una mezcla de talento natural, trabajo incansable y una estrategia bien ejecutada, pero sin duda, el apoyo de su familia y la experiencia compartida en las competiciones fueron fundamentales en el desarrollo de Anna como jugadora profesional. Este vínculo familiar no solo forjó su éxito, sino que también atrajo la atención de miles de aficionados al deporte, quienes admiraban la química única y el espíritu competitivo del Team Waters.

El caso de Anna Leigh Waters ilustra cómo el pickleball ha evolucionado de ser una actividad recreativa a un deporte profesional lucrativo. La capacidad de generar ingresos que superan a los de atletas en ligas establecidas resalta el dinamismo y la rápida expansión de este deporte. Para los entusiastas y seguidores del pickleball, el éxito de Waters no solo es motivo de orgullo, sino también un indicio del prometedor futuro que aguarda a este deporte en constante crecimiento.